OTROS PAÍSES HAN ENCONTRADO UN MEJOR CAMINO. MÉXICO TAMBIÉN PUEDE.
Según las estimaciones más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las tasas globales de tabaquismo proyectadas para 2030 (+/- 1,250,000 fumadores) no reflejan ningún éxito de las estrategias implementadas hasta ahora, pues permanecen prácticamente iguales a las reportadas hace una década.
En México, dichas tasas no sólo no están disminuyendo, sino que están aumentando a niveles comparables a los de principios de este siglo.
Por lo tanto, el éxito de cualquier política antitabaco debe medirse en la reducción de la prevalencia de consumo, lo que requiere programas y leyes actualizadas con una perspectiva de reducción de daños.
México no tiene que elegir entre una prohibición fallida y un mercado descontrolado. Países como el Reino Unido, Nueva Zelanda, Suecia y Japón, muestran que una regulación inteligente es posible.
Estos países han integrado la reducción de daños y riesgos en sus políticas de salud, ayudando a millones de fumadores a dejar los cigarrillos combustibles al cambiarse a alternativas menos dañinas, al mismo tiempo que implementan estrictas medidas para proteger a los jóvenes.

Un camino para México podría incluir:
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Regular estrictamente los productos para garantizar su calidad,
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Implementar verificación rigurosa de edad,
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Restringir la publicidad y sabores atractivos para jóvenes, y
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Aplicar impuestos proporcionales al riesgo y al daño.
Es momento de abrir la puerta a una política basada en la evidencia más actualizada, que realmente proteja la salud de todos los mexicanos.

¿POR QUÉ CAMBIAR? LOS BENEFICIOS DE UN FUTURO LIBRE DE HUMO
Para un fumador adulto convencional, la decisión de dejar por completo los cigarros y cambiarse a una alternativa libre de humo puede transformar su vida en formas significativas. Más allá de la ciencia, los beneficios se sienten día a día.
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Reducción de riesgos y daños en salud: Al eliminar la combustión, se reduce drásticamente la exposición a los miles de químicos tóxicos que causan enfermedades relacionadas con fumar.
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Mejora en la calidad de vida: Quienes han hecho el cambio completo reportan mejoras notorias como mejor respiración, recuperación del gusto y olfato, más energía, y mejor calidad de sueño, entre otras.
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Impacto económico positivo: A largo plazo, reducir el riesgo de enfermedades graves se traduce en menores costos médicos y menos carga al sistema público de salud.
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Beneficios sociales: Decir adiós al humo significa no más olor a cigarro en ropa y cabello, ni ceniza. Esto genera mayor aceptación social y relaciones más cómodas con familiares y amigos no fumadores.

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